Cada uno de ellos es un motivo para ir a la facultad donde estudié a dar lo mejor de mí para colaborar en su proceso de aprendizaje. Todos tienen su personalidad, fortalezas y debilidades; y aunque hay que cumplir un programa de estudios y dar una calificación, cada uno tiene su ritmo de trabajo y su curva de aprendizaje.
Es muy significativo cuando al finalizar el semestre se observa la mejora en sus habilidades y muchas veces la calidad de sus trabajos.
Creo sinceramente que la docencia universitaria requiere comprometimiento, paciencia y amor por la profesión más allá de saber lo que se hace, es poder transmitirlo, exigir con amabilidad y dejar buenas bases para el resto de su práctica profesional.
Agradezco a mis profesores y a mis estudiantes por tantas cosas aprendidas y sigo en deuda para con la sociedad para formar generaciones de futuros odontólogos que sirvan con excelencia y rectitud en cada uno de sus tratamientos y a cada uno de sus clientes sin importar la remuneración que se obtenga.